El proceso creativo es como el sexo

¿Por qué el proceso creativo es como el sexo?

Siempre empieza al revés.

Una idea que se piensa es la mejor. Imaginada cual película.

Voces, sonidos y hasta colores flotan en nuestra cabeza.

Hasta que nos ponemos a hacerlo realmente.

En ese momento. Todo se endereza.

Y tenemos que buscar las imágenes. Sacarlas de donde sea para lograr lo que queremos.

Llamamos. Averiguamos. Las sacamos nosotros mismos, si nadie nos satisface.

Y comenzamos en serio.

Mas rápido. Mas fuerte. Con ganas reales.

Ponemos una. Ponemos dos.

Frenamos, fumamos un pucho o tomamos algo.

Volvemos a poner otra. Sacamos una. Sacamos dos.

Ponemos y sacamos constantemente.

UN PINCEL!

Un toque por acá. Curva. Curva.

Haciendo unas sombras. Otras sombras.

Nos equivocamos. Frustración.

Descansamos.

Todo se pone mas calmo. Pensamos. Vemos un poco de cualquier cosa. Nos despegamos y nos despejamos. Tomamos valor de nuevo. Nos emocionamos otra vez y vamos al ruedo.

Todo arranca raro.

Al revés.

Y sacamos. Y ponemos.

Y tocamos. Y tocamos un poco mas.

Adentro ésto. Afuera ésto.

Sentimos que se rompe algo.

Miramos dos veces.

Está bien.

Seguimos.

Agrandamos. Achicamos.

Acomodamos. Pintamos por acá.

Corremos por allá.

Recuadramos ésta imagen.

Nos olvidamos de aquella.

Colores por aquí.

Colores por allá.

Una linda marca.

Una linda bajada.

Y listo.

Nos secamos el sudor, le damos un abrazo y se lo pasamos a un desalmado que disfrute todo lo que hicimos con trabajo durante tanto tiempo.